Un nuevo estudio ha demostrado que la ketamina, que se usa como anestésico, puede causar el mismo "ruido cerebral" que en pacientes con esquizofrenia. Esto ayudará a los científicos a comprender la naturaleza de las alucinaciones en los trastornos mentales.
Los investigadores dijeron que la ketamina puede interrumpir la conexión entre el tálamo y la corteza. El efecto de esta sustancia podría ayudar a los científicos a comprender por qué las personas con esquizofrenia experimentan delirios y alucinaciones y, potencialmente, a inventar nuevas formas de producir antipsicóticos.
En particular, la ketamina aumentó el poder de las oscilaciones beta y gamma en la corteza cerebral y el tálamo. El tamaño de las ondas cerebrales también disminuyó en todas las regiones corticales y talámicas, lo que sugiere que la ketamina interfiere con la capacidad del cerebro para procesar información sensorial. Esta sustancia bloquea los receptores NMDA, que envían señales excitatorias al cerebro. Y una de las hipótesis de por qué la percepción se ve afectada en la esquizofrenia es que las funciones de los receptores NMDA cambian durante la enfermedad.
¿Cómo afecta la ketamina al cerebro?
La ketamina es un medicamento que se utiliza como anestésico general y también tiene propiedades psicodélicas. Al actuar sobre los receptores de glutamato en el cerebro, produce cambios en la percepción, el pensamiento y la conciencia. Puede provocar alucinaciones y sensaciones de distorsión del tiempo y del espacio.
En dosis más bajas, la ketamina puede tener efectos analgésicos y sedantes, mientras que en dosis más altas puede producir euforia y alteraciones cognitivas y sensoriales. La ketamina también puede afectar el funcionamiento de la corteza prefrontal, lo que puede llevar a la disociación, es decir, a la sensación de que el cuerpo y la mente están separados.
Aunque la ketamina se ha utilizado durante décadas como anestésico en humanos y animales, su uso recreativo es controvertido debido a los efectos psicodélicos y a la posibilidad de abuso. Existen preocupaciones de que el uso prolongado o excesivo de ketamina pueda tener efectos a largo plazo en el cerebro y en el comportamiento. Se necesitan más investigaciones para entender mejor cómo la ketamina afecta el cerebro y cómo se puede utilizar de manera segura y efectiva.
