El chisme es una práctica común en cualquier comunidad, pero su propósito y su impacto han sido objeto de debate durante mucho tiempo. Sin embargo, un estudio reciente realizado por antropólogos de la Universidad Estatal de Washington ha revelado que el chisme no es solo una forma de generar confianza entre los miembros de una comunidad, sino también una herramienta importante en la competencia por recursos valiosos.
En el estudio, los antropólogos trabajaron con participantes de tres grupos diferentes: oficinistas de Estados Unidos e India, y jardineros de la República Centroafricana. A cada grupo se les presentó un escenario diferente en el que se les pidió que evaluaran a una persona ficticia que podría recibir una recompensa, como un aumento de sueldo o una camisa extra. A continuación, se les proporcionaron chismes positivos o negativos sobre la persona ficticia, y se les pidió que volvieran a evaluar su rendimiento.
Los resultados del estudio fueron sorprendentes. En todos los grupos, los participantes estaban más dispuestos a proporcionar un recurso adicional a una persona si se les decían chismes más positivos sobre ella, y menos dispuestos si se les decía algo negativo. Además, los participantes parecían considerar que los chismes eran una fuente creíble de información, aunque no pudieran verificarlos.
Según los investigadores, estos resultados respaldan la teoría de que el chisme es una forma de competencia dentro de una comunidad. Al hablar bien o mal de alguien, los miembros de la comunidad están tratando de mejorar su propia posición en la competencia por recursos valiosos, como empleos, promociones o reconocimiento social.
Sin embargo, el estudio también plantea preguntas sobre la ética del chisme. Si los chismes son a menudo información no verificada y subjetiva, ¿es justo usarlos para competir por recursos valiosos? ¿Cómo pueden las comunidades manejar el chisme de una manera que fomente la cooperación y la confianza, en lugar de la competencia y la desconfianza?
En última instancia, el chisme es una práctica compleja y multifacética, y su papel en la vida comunitaria sigue siendo objeto de estudio e investigación. Sin embargo, está claro que el chisme no es solo una forma de generar confianza, sino también una herramienta importante en la competencia dentro de una comunidad. Como tal, es importante que las comunidades entiendan cómo manejar el chisme de manera que fomente la cooperación y la confianza, en lugar de la competencia y la desconfianza.